Algunos podrían describir al diseño indistintamente como práctica académica e investigativa, artesanía, arte, ciencia técnica y social, investigación aplicada. Por tratarse de una práctica con un componente empírico, basado en la experiencia del propio diseñador, la producción de conocimiento desde el diseño tiende a confundirse como un proceso técnico o práctico, sin llegar a ser un campo de producción de pensamiento. Para Frayling, este equívoco -que es común entre el arte, la artesanía y el diseño- pone en riesgo una relación que es mucho más amplia, y es la que se da entre la práctica y la teoría del diseño.