La ultrasonografía llegó para quedarse y ser adoptada por los intensivistas como una aliada estratégica, ganando día con día un lugar de más impacto en la práctica cotidiana, debido a que ha permitido la evaluación directa no sólo de la anatomía, sino también de un gran número de funciones orgánicas, lo que ha permitido un acercamiento a la fisiología y la fisiopatología. De esta manera, es parte integral del complejo ejercicio integrado por la clínica, los marcadores celulares, bioquímicos y moleculares y las técnicas radiológicas.
Para poder llevar a cabo una ultrasonografía es necesario conocer los principios básicos de la onda de ultrasonido y sus aplicaciones, y reconocer sus ventajas, que incluyen ausencia de radiación, mayor portabilidad y la obtención de imágenes dinámicas en tiempo real, de modo que permite diferenciar entre neumotórax, neumonía, embolia pulmonar, edema pulmonar y enfermedad pulmonar obstructiva crónica o asma, en el caso de los pulmones. Asimismo, permite reconocer diferentes patologías para brindar un tratamiento oportuno.