Para Anna el arte es su válvula de escape. Aunque estudió Traducción e Interpretación, su pasión es la acuarela (y cada vez más, la témpera). Es una artista versátil que combina la pintura paisajística, botánica y animal, aunque es especialmente conocida por sus marinas y acuarelas costeras. Cada día, al volver del trabajo, le dedica un rato a la pintura en su escritorio.

A los diez años se inició en el mundo de la ornitología y ya nunca la ha dejado. Es jardinero de profesión y vocación, ya que también le apasiona la botánica. Ha colaborado en diversos estudios y publicaciones sobre pájaros, pero lo que más le gusta es la sensibilización, sobre todo cuando va dirigida a personas pequeñas. Es miembro del Institut Català d'Ornitologia, el Grup de Naturalistes d'Osona y la Plataforma Lluçanès Viu.