Aquel desconocido que pasea por las calles de cielo otoñal escondido, mientras sueña el llanto entrecortado con el recuerdo de los zapatos prestados, algo ha llegado, las ofrendas de mil ropas llenan los recuerdos.
Qué difícil el sobrevivir por las calles donde no se puede sembrar patatas, la agonía de la paloma sobrevuela los tejados de barro y si la lluvia regresara con su bondad podría dejar de soñar. Despierto y los pensamientos se entrelazan con los tuyos formando un torbellino de polvo que ciegan las miradas que nunca entenderán que la vida no puede esperar.
Apreciado Antonio, pronto renacerán las flores de la primavera eterna, corazón reposando sobre las mejillas desgastadas por el tiempo que no espera. Con la ilusión que produce la voz quebrada y el vibrato acompasado de un tango en San Telmo, paseo de adoquines escalonados brillando bajo la suave lluvia giro de deseo del día en que todo empezó.