Desde la montaña la penumbra se había apoderado de aquella fría y solitaria celda, en la cual las horas y los días pasaban sin que su huésped se diera cuenta. De cuando en cuando, sólo el murmullo de los grillos quiénes resplandescientes de sordidos sonidos que siempre se dejan escuchar. Además de los sentimientos de Mariel. Te invitamos a sumergirte en estos parajes recónditos y hermosos dignos de la magnificencia de la montaña.