La instalación de la Convención Constitucional en el año 2021 -órgano elegido y convocado para la elaboración de una nueva carta fundamental- actualizó hechos del pasado que hasta entonces no habían sido objeto del interés social. Lo ocurrido en 1828, cuando por primera vez en Chile se eligió un Congreso Constituyente, se transformó en una referencia obligada por la expectativa que despertó en la ciudadanía la redacción de la nueva constitución. También es una oportunidad para ilustrar el potencial de la historia en la educación del pensamiento crítico. Este libro evidencia lo contingente que puede resultar el pasado. Lo hace a través de un inédito relato de lo cotidiano, que revela las estructuras que sustentan un orden social compuesto por elementos que perduran hasta nuestro tiempo, mientras otros, ya obsoletos, nos muestran la distancia de ese primer Chile constituyente. Un elocuente ejercicio historiográfico que confirma que la historia no se repite, pero también que siempre hay precedentes para contribuir a analizar la realidad, restando así dramatismo a la contemporaneidad y contribuyendo a su comprensión.