Durante la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos ejecutó en América Latina ambiciosos programas para explotar materias primas minerales, vegetales y animales, que requirieron la intervención de todo su potencial científico. Estos programas significaron el inicio de un tipo de intervención estadounidense en Latinoamérica caracterizada por una activa participación del Estado en las negociaciones, por la construcción de una dependencia de tecnología estadounidense en el sur, y porque se orientó los programas agrícolas de las naciones latinoamericanas hacia los productos "complementarios", aquellos que Estados Unidos no podía producir en su territorio. Fue así como se consolidaron las bases del imperialismo sobre las materias primas ejercido por Estados Unidos en América Latina desde la segunda mitad del siglo XX. En este trabajo se profundiza sobre los mecanismos para la explotación de recursos vegetales iniciados durante ese período, enfatizando en los casos de la corteza medicinal de la quina (estratégica para las actividades de guerra) y de las estaciones agrícolas cooperativas.