La correspondencia entre Manuel Azaña y Carlos Esplá desvela la evolución política y las relaciones de dos personajes de gran relevancia en la historia de España de los años veinte, treinta y cuarenta del pasado siglo: Azaña, monárquico liberal en sus comienzos, y Esplá, criado en los ambientes republicanos de la ciudad de Alicante, coincidieron plenamente en su proyecto político desde que se conocieron en 1930. Los autores de la introducción explican los vínculos afectivos e ideológicos de ambos personajes, así como los motivos por los cuales Esplá fue el principal receptor de las confesiones escritas de Azaña tras la guerra. En la segunda parte se dan a conocer las cartas -conservadas en el Archivo General de la Guerra Civil de Salamanca- que Azaña escribió a Esplá entre 1939 y 1940, unos documentos de suma importancia para acercarse a la amena, triste y sentida escritura del que fue presidente de la Segunda República.