Existen momentos en la vida que marcan nuestro destino. Instantes que parecen triviales pero determinan el futuro. El de Alfredo ocurrio en Nueva York, una tarde de verano, frente a un cuadro del Greco, cuando todavia no sabia que la vida de ese pintor muerto hace 400 anos iba a marcar el episodio mas inquietante de su joven existencia.
Existen momentos en la vida que marcan nuestro destino. Instantes que parecen triviales pero determinan el futuro. El de Alfredo ocurrió en Nueva York, una tarde de verano, frente a un cuadro del Greco, cuando todavía no sabía que la vida de ese pintor muerto hace 400 años iba a marcar el episodio más inquietante de su joven existencia.