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Blaise Cendrars
(La Chaux-de-Fonds, cantón de Neuchâtel, Suiza, 1887 - París, 1961)
Blaise Cendrars es el nombre empleado por el escritor suizo en lengua francesa Frédéric-Louis Sauser. De niño residió con su familia en Egipto, Nápoles y Basilea. Matriculado por su padre en la Escuela de Comercio de Neuchâtel, a los 16 años emprende una huida a Rusia, en donde hasta 1907 trabajó como joyero en San Petersburgo; allí un funcionario de la Biblioteca Imperial le animó a hacerse escritor. Las muertes de su amante Hélène Kleinmann y de su madre le borran del mundo hasta que en 1909 reaparece convertido en un estudiante de literatura, medicina, música... Viaja a Londres, deambula por París, regresa a San Petersburgo y salta a Nueva York, en donde publicó en 1912 su primer poema, al que seguiría en 1913 Prosa del Transiberiano y de la pequeña Jeanne de Francia. Durante la Primera Guerra Mundial perdió el brazo derecho cuando luchaba en la Legión Extranjera. Instalado en París -la que siempre será su ciudad-, frecuentó a Guillaume Apollinaire, Marc Chagall, Fernand Léger, Amedeo Modigliani, Arthur Cravan y Jean Cocteau, con quien fundaría Éditions de la Sirène. En 1939, al estallar la Segunda Guerra Mundial, trabajó como corresponsal de guerra para el ejército británico. Muy crítico con la rendición francesa a la ocupación alemana, se exilió en Aix-en-Provence y durante tres años se negó a escribir. Tras ese largo silencio publicó El hombre fulminado (1945), La mano cortada (1945), Bourlinguer (1948) y La parcelación del cielo (1949), que forman una tetralogía donde la ficción se confunde con su realidad autobiográfica. Regresó a París en 1950, donde moriría once años después.
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